Etiquetas

domingo, 31 de marzo de 2013

AUTO-MÓVIL Y MORAL

¿Que se mueve por sí mismo? Como definición simple y reduccionista es suficiente. En TURBOSOFÍSTICA necesitamos más.

Móvil no es sólo el acto de moverse, sino el impulso que lleva a actuar (p. ej.: el móvil de un crimen), que puede provenir de una idea, de un sentimiento o de un interés. Distingamos, eso sí, móvil de motivos. Los motivos se refieren a modo de justificación de una acción, mientras que el móvil constituye la verdadera causa de la acción.

El móvil puede ser inconsciente y es de orden sentimental, mientras que el motivo es racional.
Ejemplo 1 (versión erudita): En la acción política el móvil puede ser la búsqueda de poder, mientras que el motivo invocado podría ser la "devoción por la nación".
Ejemplo 2 (versión mundana): No me resulta grato comer salmón, el móvil: que siendo un niño me perdí en un mercado atestado de olor a salmón y mi subconsciente ha aplicado la útil función asociativa de la economía vital erróneamente. El motivo puede ser que no me guste o me provoque náuseas.

Nuestro recto y estricto Inmanuel (Kant) advertía que sólo la acción verdaderamente moral puede tener un móvil racional. Es decir, cuando se actúa por deber, por puro respeto a la ley moral.
Esto nos adentra en otros caminos tan intrincados como interesantes en relación a la moral del bien (la finalidad última del hombre es la felicidad) frente a la moral del deber (la finalidad del hombre es el respeto a la ley moral).

Las morales del bien nos llevan irremediablemente a distinguir el hedonismo y la felicidad física frente al epicureísmo y estoicismo dónde la felicidad es resultado de la práctica de nuestras facultades espirituales y del bien (con el fundamental ensalzamiento de la justicia, nacida en Grecia, y de la templanza, que nos remite a la mitología clásica con su dicotomía Apolo-Dionisos)
Por otro lado, las morales del deber enmarcan el ya apuntado pensamiento de Kant, así como las morales del sentimiento del liberal Adam Smith (el acto bueno suscita simpatía, como vemos su corpus moral es consecuente con la laxitud legislativa de sus teorías económicas que se verán elevadas a su cúlmen con la posterior teoría del laissez faire) y la moral de la inspiración (el acto bueno es el que nos inspira nuestra propia naturaleza, es decir, sólo las tareas con valor humano universal provocan entusiasmo; defendidas por mi admirado e idealista Fichte y por ese relativista del tiempo que fue Bergson).

Por todo esto, tras reflexionar más de lo necesario y menos de lo suficiente, desde esta trona insubstancial y perdida defendemos con fervorosidad que en las consideraciones MORALES:
1.- Cualquier vehículo autopropulsado con libertad de movimiento relativa NO ES NI SERÁ NUNCA KANTIANO.
2.- Que entendemos a los citado vehículos como físicamente máquinas que, no obstante, hacen gala de SENTIMIENTOS, IDEAS E INTERESES.
3.- Nuestros artefactos abrazan y funden (sin saberlo) HEDONISMO, EPICUREÍSMO y la MORAL DE LA INSPIRACIÓN de FICHTE y BERGSON.
4.- A su vez rechazan y denostan ESTOICISMO, el pensamiento KANTiano y ADAM SMITH, entre otros.
5.- Pensamientos alejados y enfrentados se engloban y funden en la FILOSOFÍA MOTRIZ DE LOS VEHÍCULOS AUTOPROPULSADOS CON LIBERTAD DE MOVIMIENTO RELATIVA, lo que da un atisbo del grado de universalidad que el pensamiento que estamos creando posee sin el menor género de dudas.

Desde sus más profundos cilindros, cámaras, rotores y demás sistemas, aman la libertad y el sentimiento empático con su piloto, estableciendo una relación moral en el desarrollo de una actividad natural conjunta en la que la relación espacio-tiempo tiene menor relevancia que aquélla. La máquina moral no cree en el "more gas=more fun", sino en un idealismo dualista en el que junto con su camarada guiador entran en un lugar y momento extático de fervor preciso en técnica racional y sentimiento efectivo/afectivo que convierte a cada curva en un beso y cada derrapada en un abrazo.

La posibilidad de error y de traición es una constante necesaria que nos aleja del deber kantiano y nos hace amar nuestro arriesgado baile a dúo.

En esta actividad danzante y cantante...
¿La máquina ha de ser bella? ¿Y el piloto?
Esta cuestión (la estética) la abordaremos en la próxima entrada ontológica...

PORSCHE 911 Singer


CINE: Burt Munro. Un sueño, una leyenda


World's fastest Indian (título original) narra la romántica historia (real) de un sexagenario neozelandés que no está dispuesto a acabar sus días sin cumplir un sueño: batir un record con su vieja y modificada Indian en el mitico lago salado de Bonneville.

Enfrentándose a la incomprensión de sus convencionales vecinos y a la burocracia sinsentido va superando las vicisitudes varias propias de tamaña empresa.

Un drama optimista que nos recuerda ideas naif y valores universales que se tienden a olvidar mientras vemos pasar los años desde una gris oficina y que hemos de revisitar regularmente antes de acartonarnos definitivamente. Burt Munro debería ser vista una vez al año por decreto ley.

Biopic aderezado de frases para la posteridad ("he vivido más en 5 minutos a 200 por hora en mi Indian, que otros en toda su vida") con un tempo algo irregular que sobrepasa al público motociclista alcanzando dignas cotas cinéfilas gracias sin duda a una buena fotografía y, cómo no, al señor Hopkins (el mundo no sería el mismo sin su actuación en "Lo que queda del día", de James Ivory). Su adaptación al personaje ofreciendo cierta sobreactuación es, una vez más, sobresaliente.

Al acabar de verla, el día se habrá vuelto soleado, te levantarás del sofá y saldrás silbando a la calle sin saber muy bien por qué.



BMW Woman Classic Racer


Movimiento
Fugacidad